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sábado, 6 de julio de 2019

"CALILLA", OCTAVA PARTE




OCTAVA ENTREGA
GORGONA, HISTORIAS HABLADAS
"EL DOLOR DE LA LIBERTAD"

"Los castigos no estaban establecidos dentro del reglamento interno de Gorgona, lo imponía cualquier policía y esto respondía a la ira o al odio de quién lo aplicaba; llegué a estar 70 días metido en un calabozo totalmente desnudo, en esas circunstancias le quebraban la voluntad al hombre más duro que hubiera en el penal".

No existe libro de anotaciones de los castigos, literalmente la historia de Gorgona se escribe sobre la piel de los muertos y en la memoria de los condenados que terminan siendo insensibles, pierden el conocimiento de la vida, no existen sueños ni ambiciones, es decir, no había forma de rehabilitación alguna, la idea era la destrucción del hombre como tal, defino que, para los prisioneros existen dos cuerpos, el físico que llega a Gorgona, que se violenta e infama, y el que se va moldeando a punta de sufrimiento y rituales de dolor.
Nada de lo que pasaba al interior del país se sabía, de pronto cuando llegaba alguna visita importante o con el sacerdote que venía a oficiar misa cada tres meses y en el sermón nos informaba de lo más importante, con el tiempo, fue habilitado el patio dos para este evento porque antes sólo la misa se daba desde la entrada del penal; allí, nos dimos cuenta que Gorgona sería cerrada y clausurada como prisión, pero lo que sí sabíamos con seguridad y certeza era que muchos presos que habían cumplido su condena testificaron ante el ministerio de justicia las atrocidades y castigos a los que éramos sometidos los condenados al interior de la prisión, eso sucedió por intermedio de un alto funcionario del ministerio que llegó con una comitiva para corroborar las denuncias, empecé a contar los días, cada uno de ellos significaba una esperanza porque además, creía que mi infierno en esta isla maldita muy pronto llegaría a su final por condena cumplida.
Con un cincel empecé a grabar en la pared de mi celda esta frase: "Hubiera preferido la mordida de una serpiente venenosa en medio de la manigua", pasaron 7 días, y en esa hermosa y azul mañana, por el parlante de la cárcel, dieron una orden de hacer fila, pensé que nos iban a torturar porque dos días antes uno de los prisioneros intentó fugarse de la prisión; me formé y nos hicieron caminar por el estrecho pasillo por donde 25 años atrás había entrado a la prisión, vi a muchas personas no identificadas de Gorgona, llegué hasta la ventanilla conocida por todos como "la sexta", que era una pequeña abertura por donde le entregaban a un prisionero llamado estafeta la escasa correspondencia que le llegaba a los prisioneros, también por primera vez en los últimos 25 años oí que me llamaron por mí propio nombre, Sr. "José Jesús Naranjo...." allí sólo me entregaron mi cédula y un papel que decía: "Providencia de libertad plena por pena cumplida". No me inmuté, sólo creí que estaba en medio de una febril pesadilla y que era otra más de las crudas burlas de la isla prisión Gorgona". Jorge mí inseparable amigo me empujó, desperté de la obnubilación y comprendí que era real lo que estaba viviendo, al socaire del compañero que marchaba al frente llegué a otro salón donde me entregaron una caja con ropa nueva, zapatos y algunos útiles de aseo, luego regresamos a los patios donde sólo había un policía que patinaba (caminaba) de muro a muro como lo hacíamos todos los prisioneros, lo miré e imaginé cuantas veces le dí la vuelta al mundo en 25 años en ese ir y venir patinado de aquí para allá y regresando como un sonámbulo durante todo el día, tuve tiempo para regresar a mis épocas pasadas, a las andanzas al margen de la ley, no sólo tenía que reparar con mis 25 años de prisión la injusticia causada, sino, aliviar un poco mi alma, Gorgona no pudo a pesar de tanto sufrimiento, eliminar el poco rastro de humanidad que me quedó al pisar este infierno.

"...Y el sueño no se duerme sino que camina
con mirada frenética clamando el tiempo"
Balada de la cárcel Reading: Oscar Wilde.

"No pagué lo que debí haber pagado, si tuviera que regresar a resucitar a los muertos lo haría y a cambio por cada uno de ellos cavaría mi propia tumba". Ese día miré a los apagados y cansados ojos de José Jesús, abracé al hombre no a sus pecados y entendí, que uno no nace si no una sola vez en la vida y que sólo nosotros somos los hacedores de nuestro propio destino. Jamás volví a ver a José Jesús, me cuentan los paisanos de mi pueblo que él recorría las calles desandando los pasos que lo llevaron a la prisión Gorgona apoyado en un bastón, murió cansado, viejo y ciego, aparentemente tranquilo al lado de su familia, la justicia lo libró de morir en prisión solo y abandonado, no sé si su conciencia haría lo mismo. José Jesús, donde te encuentres, cumplí al pié de la letra mi compromiso contigo, después..., muchos años después y a pesar de muchas vacilaciones, escribí tu historia, espero que en algo sirva como testimonio para bien o para mal. 

FIN DE ESTA CRÓNICA
Bibliografía e investigación, Gorgona, isla prisión reconstrucción de memoria.

Agradecimientos a mi padre Luis Enrique que desde el cielo me escucha.
Agradecimientos a las fuentes reservadas.
Agradecimientos a Ángel María Cardona.

Esta crónica está escrita como homenaje a todas las víctimas que dejó la violencia Gaitanista y al pueblo Belalcazarita.
Escrita por.

Rubén Darío Herrera Tangarife
Cronista, ensayista y poeta

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