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lunes, 6 de febrero de 2017

MACHETE





"MACHETE"

Toda época tiene su historia, desde las inmortales batallas de Aquiles en la mitología Griega, hasta las inmarcesibles guerras de Atila contra todos los reinos de la época medieval, incluyendo la memorable victoria que marcó el final del Imperio Romano.
La historia tiene en su memoria leyendas épicas, epopeyas inconmensurables, comienzos y finales que se escriben con letras indelebles y en cada página se inmortalizan las hazañas.
Si así no fuese, sería imposible escribir la memoria histórica de los pueblos; pero aparece alguien que tiene el oficio de narrar la verdad imaginaria, la verdad irreal y la verdad verdadera, porque no existe alguien más que pueda contarla, el transcurrir de los pueblos, sus vivencias, las costumbres; en fin, todo su entrañable devenir son contados con verdades a medias por personajes que sobrevivieron a su propia epopeya y muchas veces a soplaviento empiezan a tejer su memoria. García Márquez en su nobel obra " Cien Años de Soledad" narra cómo se traslapa la historia de voz a voz contada por un trashumante llamado Francisco el Hombre, estos son los comienzos de lo que más adelante se llamó "género Vallenato" y allí se cuenta el acaecer, la cotidianidad, el presente, las ocurrencias y lo que pasa en lejanas tierras, porque de otra manera sería imposible por la inexistencia de medios de comunicación.
Y el tiempo nos acerca a Belalcázar Caldas, un pequeño municipio que tuvo su esplendor a principios y a mediados del siglo XX (Crónicas de mi pueblo/ rubenht1952.blogspot.com), donde está la memoria contada a medias porque no existen anales que ameriten un verdadero compendio de su historia, pero ahí está el colectivo donde se mantiene viva y en la imaginación del cuentero esos hermosos acontecimientos que, aunque sea subrepticios, serán suficientes para estructurar el resto de su pasado agregando un poco de imaginación y fantasía.

VIVENCIA:

"El Machete" en cuestión, había pertenecido a mi Padre, antes a mi Abuelo, un poco más atrás, a mi Bisabuelo y ciento ochenta años atrás a mi Tatarabuelo y, quién sabe a cuántos dueños más de mí vasto árbol genealógico, más que una indispensable herramienta de trabajo era para mí una especie de pariente longevo, su sabiduría yacía en su engastada empuñadura, tenía marcado en bajo relieve los nombre de los que habían sido sus dueños desde hacía más de 180 años, cálculo yo...
¿Cuántas historias tenía guardadas Machete...? Me preguntaba...
¡Si pudiera escudriñar en su memoria...! Si tan sólo pudiera imaginarme cuantas noches fue testigo de las andanzas de mi Tatarabuelo, cuántas veces vio tender el poncho de mi Abuelo Joaquín en el jardín de la casa, allá en Fredonia, e invitar a sentarse a su adorada Laura en medio de un cielo estrellado para contarle que la amaba y confesarle que esa noche podría regalarle las estrellas del firmamento con tal que le diera un sí para unirse a ella en matrimonio. ¿Cómo sería aquel momento...?
__ Un día mi Tatarabuelo afilaba la hoja de Machete, lo hacía con ansias, con rabia, ese sentimiento lo capto su fiel compañero, la noble causa de cercenar atajos, destajar montañas para abrirle camino a su tierra, cambió su noble oficio.
__ Una mañana de madrugada mi Tatarabuelo llevaba a cuestas una fiesta ahogada en el licor, "Machete" se encontró con un inevitable destino forjado el día anterior cuando "Tata" afilaba su ancha y fina hoja, su sino había cambiado, en medio de la locura por salvar la vida de "Tata", "Machete" rasgó con su fina hoja la carne de su enemigo para salvar la de su amo.
__ Cuenta la historia que Machete fue abandonado a su destino y el "Tata", lo dejó a su suerte en un frío cajón del olvido, no lo botaron, ni lo fundieron, pero el "Tata" se olvidó de su buen y fiel compañero para siempre.
Fue hasta 100 años después qué, de tanto "andaregüiar" por los caminos y de destajar montañas Antioqueñas, en el pueblo de Andes donde nació mi Abuelo Joaquín se reencontró con su perdida historia, un día mi "abue", lo encontró oxidado y romo, sin el brillo de otras épocas en aquel baúl del olvido, pero nunca se preguntó por qué una herramienta tan fina y necesaria y en tan buenas condiciones para los menesteres de la finca estaba guardado como una reliquia. 150 años atrás se empezaba a escribir la historia de "Machete", y con esta, las cuatro generaciones de Antioqueños y Caldenses que poblaron estas tierras con los apellidos Herrera-Villegas.
La historia de "Machete" es muy dolorosa e inevitable porque quedó manchada para siempre, la sangre no se seca para olvidar .
Hoy, después de tanta desidia y tanto olvido, su empuñadura tendrá grabado mi nombre como uno más de sus dueños y "Machete", seguirá por siempre de generación en generación guardando en su memoria, y contando sus vivencias hasta fin de los tiempos...