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jueves, 8 de marzo de 2018

QUIERO SER PRESIDENTE



QUIERO SER PRESIDENTE

Quiero ser Presidente de la otra Colombia, de la olvidada y marginada, del pueblo-pueblo, es decir de los zarrapastrosos, de los desarrapados, de aquellos que quieren gritar su angustia y no pueden porque a nadie importa, de los ruinosos menesterosos, de los que no tienen nada que ponerse y quitarse, sin comida ni techo, sin mañana, sin acceso a la nación: servicios de salud, educación y empleo; quiero ser Presidente de los negros y blancos desarraigados, de los que tienen sida, de los maricas y lesbianas, de las putas pero de la calle, de los ladrones de abajo, de los atracadores, de las sirvientas, de la tragicomedia y de lo absurdo en que se ha convertido esta Colombia, quiero ser Presidente de lo malo, lo perverso, de los niños de la calle que escarban en la basura, en la miseria y en la materia fecal del más rico para poder comer.
Quiero ser Presidente de los desesperados, de los campesinos olvidados y explotados, de la madre y el padre que ven morir a su hijo en las puertas de los hospitales por falta de atención y medicamentos, quiero ser Presidente de aquellos que no tienen nada y que les falta todo, de aquellos que se trasnochan haciendo filas en las clínicas mafiosas de la salud, ser Presidente de los despedidos sin justa causa y acosados sexualmente.
Quiero ser Presidente de los maestros, de los estudiantes, de los jóvenes universitarios graduados de profesionales y sin horizontes, de los jóvenes emprendedores, de los que han estado por décadas como trashumantes en una gran diáspora Colombiana por el mundo, desapegados de su entorno familiar viendo crecer a sus hijos y morir a sus padres desde lejos.
Quiero ser Presidente para cambiar todo lo viciado, lo que está y se mantiene, desde dónde y cómo, de lo imperceptible que es lo que tanto daño le hace a la democracia.  
No conozco en mis sesenta y seis años de existencia un gran Presidente, ni partidos políticos verdaderamente democráticos, todos sin excepción han sido mediocres, han construido sobre la injusticia y la corrupción más desaprensión por la paz y la libertad, y sobre la inequidad un país más ajeno e impropio, inequitativo y profundamente dividido.
Son doscientos años, dos siglos en los cuales Colombia ha estado de conflicto en conflicto, con cientos de muertos, millones de víctimas y refugiados internos, millones de Colombianos en una diáspora cada vez más creciente, el deterioro de la democracia que se mide por las crisis de la institucionalidad, la justicia en los más altos niveles de corrupción, la cantidad de condenados congresistas y gobernantes que pasan directamente del poder a una celda de lujo o a la casa por cárcel cuando han defraudado a la nación en miles de millones de dólares. 
Los gobiernos y sus gobernantes no han sido capaces de convertir la indudable riqueza del territorio en beneficio de las mayorías que son los pobres y que les garantice su prosperidad, en cambio han sido las multinacionales y los corruptos contratistas del Estado los que se han apoderado de sus multimillonarias regalías.
Ser Presidente rodeado por unos cuestionados partidos políticos (Conservador y Liberal) clientelistas, nido de corruptos que con su espuria forma de gobernar impúdica y descarada han causado los grandes conflictos internos, las guerras por la polarización, el desamaño por la democracia, el desapego y la violación de la ley, la inequidad social y todo lo malo que le ha podido ocurrir a la nación en su trasegar republicano, ser Presidente de toda esta amalgama de desgobierno, es el desprecio por nuestra bandera, por la libertad y el orden como está enmarcado en nuestro obsoleto escudo de armas.



Como decía nuestro cantautor Guillermo Buitrago:

“Quiero pegar un grito y no me dejan,
Quiero pegar un grito vagabundo”

Rubén Darío Herrera Tangarife

Quiero ser tu Presidente mientras lees este texto.