EL MAESTRO FRENTE AL ESTADO Y LA SOCIEDAD
Ensayo
“Es imposible enseñar sin ese coraje de
querer bien,
sin la valentía de los que insisten mil
veces antes de desistir.
Es imposible enseñar sin la capacidad
forjada, inventada,
bien cuidada de amar”
Quiero hacer un reconocimiento al docente, al pedagogo,
pero sobre todo al “maestro”, aunque es lo mismo que lo anterior, para mí, esta
mágica palabra representa en mi interior todo lo que pude ser y no fui por
culpa de mí mismo; yo me pregunto: ¡Qué fuera de nuestra sociedad sin los
maestros?
Los grandes sistemas de creencias científicas y políticas
van ligadas también a los cambios de la modernidad, estas se erosionan al
surgir preguntas frente a la insuficiencia de formas aprendidas para explicar, por
supuesto que se tornan obsoletas en el campo de las ciencias de la educación y
del conocimiento, surgiendo un vacío de cómo formular salidas.
Deconstruir lo sabido, lo aprendido (pensamiento-conocimiento),
y emparejarlo por el momento del poder político sería el más grave error histórico,
porque son cadenas variables, y la educación no puede estar atada a esos trasiegos
coyunturales; quiero ser más explícito: La educación no puede estar sometida al
vaivén de los cambios políticos, culturales y sociales para desmadrar lo
aprendido; es por el contrario que la labor del docente tiene que estar a motu
propio ligado a la lucha de la sociedad misma porque hace parte sustancial de
los cambios que el país necesita, la docencia no pude estar marginada a esta
interrelación y por supuesto, porque es actor principal.
Como cualquier ciudadano el docente tiene derecho a su
libre albedrío, y a escoger lo que políticamente le conviene, a solidarizarse
con su causa, a luchar por un mejor país, a sindicalizarse para lograr que sus
anhelos se cristalicen, el docente es un actor principal en el desarrollo
cultural del país, y es sujeto de las causas sociales y populares. FECODE como
Institución sindical ha sido cooptada por el Comunismo, ya es hora que sus
bases piensen que tal filiación política no es conveniente y somete
inequívocamente a que se piense que todos los docentes también lo son. La
representatividad tiene que ser universal, periódica y democrática.
Ya va siendo hora de que, en su interior, la fuerza laboral
del magisterio construya propuestas que redimensionen el papel social, político
y cultural del movimiento pedagógico hacia la construcción de un proyecto educativo
comunitario y una escuela integral alternativa que responda a las necesidades e
intereses de la sociedad y del país; y algo inalienable, “Que el Estado
reconozca al educador Colombiano como sujeto histórico y político en su
condición profesional, social y cultural".
El Educador es el eslabón más importante en la cadena del
desarrollo económico, social y cultural de la nación.