LA POESÍA ES MI HÁBITAB, Y SE LLAMA "EL BALCÓN DEL PAISAJE"
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martes, 21 de marzo de 2023
MI
TIERRA Y MI HORIZONTE
Hacía
días no escribía un texto de corrido, se llama ensayo, narración, crónica; yo
lo llamo reflexión.
Es
increíble, cada vez que escribo me doy cuenta que el tiempo pasa rápidamente,
aunque es verdad que está ahí, estático, quieto y no se mueve hacia ninguna
parte, esto, me hace caer en una contradicción, porque al momento nos aquieta y
no nos deja respirar.
Los
sucesos cambian continuamente casi lo mismo que el clima, por esa razón los
días no son iguales, el despertar siempre es distinto; dicen que la vida en los
pueblos siempre es una rutina, como una especie de monótono letargo, pero mis
plácidos momentos en el pueblo que me vio nacer se van expandiendo por otros
caminos y se abre el mundo de mil maneras.
La
vida se va cerrando si uno permite que esto suceda, camino más a prisa y
destrabro otras fronteras haciéndome menos mío y más de todo, las letras me
sacan del adormecimiento y hago como si nada hubiera pasado, pero, la verdad es
que han transcurrido muchas historias.
Hoy
salí temprano a caminar, es un ejercicio que parece repetitivo, pero, aunque tránsito
por la misma y estrecha vereda, el paisaje ennoblece la diaria práctica y
alimenta mi incansable espíritu, limpia el pensamiento y lo enriquece de
sentimientos. Camino por un rato para luego detenerme por unos minutos,
aprovecho para observar del Este al Oeste, de Norte a Sur; elevo la mirada al
cénit inmensamente azul, y me pregunto:__ ¿En dónde estoy parado?__ Maravillado
por la perfección de la naturaleza continúo caminando, un gran cañón circundado
por el segundo río más largo de Colombia, al lado contrario, otro azul río, el
único que discurre de Norte a Sur en nuestro país, de enfrente el Parque
Nacional del Tatamá, allende Oriente, el Parque Nacional de los Nevados, giro
la cabeza hacia el Oeste, y aprecio un pequeño pero hermoso Valle repleto de
meandros que le dan nicho al río de su mismo nombre, "Risaralda".
Pueblos
engastados que como piedras preciosas se fijan en las laderas del Valle del
Cauca, Caldas, Risaralda, Quindío; pequeñas sierras que conforman un todo de
las grandes cadenas del sistema montañoso de América, nuestras cordilleras
Central y Oriental, nevados, volcanes, hermosas ciudades, nuestra bella capital
Manizales y su bruma mañanera, Pereira, la preciosa "Perla del Otún",
querendona, de querencias reales y palpitantes, la ciudad que llevo en el alma
por muchas razones. Éste es mi mundo y el mundo de los Belalcazaritas, éste es
mi entorno y grandioso universo y el de todos; la diferencia está en advertir
el momento preciso de la ocurrencia, la metamorfosis paisajística, aguantar la
mirada unos segundos para ser testigo de algo inolvidable, la transformación de
un hermoso entorno en otro indescriptible e irrepetible porque esa fotografía
queda grabada en la memoria para siempre y sólo nos la obsequia la naturaleza
por un segundo.
Al
momento me abandoné, hubo un instante de absoluto silencio, luego, abrí los
ojos y en ese intervalo, me di cuenta de las lecciones que da la naturaleza y
cuánto de monotonía existe en nuestro interior, cuánta es nuestra incapacidad
de asombro. Como lo escribí al comienzo del texto, el tiempo va de prisa y pasa
sin darnos cuenta, casi nos aquieta y no nos deja respirar; así como es de
fugaz este precioso momento...