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lunes, 27 de febrero de 2017

65 AÑOS



65 AÑOS

La poesía es un don maravilloso y una dulce condena, la palabra poética, al menos para mí, es más valiosa que lo habitual, sobre todo, cuando se manifiesta de tal manera que se vuelva obligante y seductora; olvidar las influencias generacionales, escribir sin apego al formato, ir contracorriente sin dejarme encasillar, escuchar mi propia voz que es lo que he procurado hacer siempre, seguir esa señal que brota desde dentro, sin ignorar las circunstancias.
La emoción es una condición sine qua non, aunque no siempre debe haberla dependiendo de las circunstancias en las que se escribe, hay poemas reflexivos, narrativos, como El péndulo, sólo por mencionar uno, pero la intensidad, la tensión poética, el ritmo y la cadencia, son características de mi poesía.
Un compendio de 430 poemas, crónicas y ensayos me dicen que he entrado al umbral de la madurez, he ido depurando mi género y desnudando mis falencias, quizás, ahora mi poesía es más sutil, pero al mismo tiempo extensa y longeva.
La mujer, criatura sensible e inspiradora, retratada siempre en mis poemas como símbolo de gran significación en mi vida, es emoción pura, pasión desbordante, me plantea un reto cada nuevo día y me obliga a amarla intensamente, idealizando uno a uno sus caprichos, su inigualable belleza (me refiero a todas las mujeres del mundo) y cada vez más, como figura importantísima en mi obra.
Una lectora me preguntó en mi blogs (rubenht1952.blogspot.com)
__ ¿La visión de un poeta es diferente al resto de los mortales...?
__ ¡Le respondí que creería que sí!
__ El lenguaje poético no es el mismo que usa el novelista, ni el cronista, ni menos aún el redactor o el periodista; la poesía vive en los adentros, es un maremagnum de inquietudes desordenadas y explota el alma en pedazos, ordenar, sintetizar y darle estructura a los sentimientos en dos o tres cortos versos, equivale a escribir una extensa novela.
He cumplido 65 años y ha llegado el momento humilde de finiquitar mi obra, recibir excelentes críticas de los amigos escritores y fieles lectores que se han dado a la tarea de escribirme y animarme a hacerlo me llena de gran satisfacción, es preciso motivar editores y salir más allá del facebook y del blogs, encargar a la simplicidad de hacerlo es cosa vana, mostrar que se puede es probable y factible, comparar la calidad es una inicuidad, dejar que sean los méritos es la mejor apuesta y el camino expedito para este bello logro. Mientras tanto, seguiré en este apasionante oficio que Dios me ha regalado, esperar contraprestación alguna es enajenar por el camino incorrecto lo hecho.