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martes, 12 de noviembre de 2019

REMEMBRANZAS



REMEMBRANZAS

Un día cualquiera de un año cualquiera, pero muy lejano, cansado de la vida, maltrecho de no hacer nada, me decidí a escribir en serio; no fue fácil hacerlo, pero me eché a narrar estupideces para yo mismo leerme y contarme cosas; sentado en cualquier rincón de la casa escribía y escribía, y advertí que era bueno con la imaginación pero no lograba plasmar una sola oración, cuando joven comencé en el periódico mural del colegio, recuerdo que se llamó “La voz del estudiante”, del cual fui su fundador con otros compañeros hoy ausentes de mi vida pero no de la memoria. Hoy ya con muchos años encima trato de mirarme hacia dentro, veo un camino recorrido sin muchos méritos y demasiados desengaños. ¿Y qué tiene que ver lo de arriba citando mis escritos: ¿Poemas y crónicas, ensayos y cuentos? Todo, desde aquel rincón cualquiera ocupado de la casa, hasta el logro de haber escrito más de mil poemas, un sinnúmero de crónicas y otros textos, de haber dejado de escribir para leerme y contarme cosas y lograr traspasar esa frontera de la inseguridad, y comenzar a narrarle a la gente cosas, tal vez estúpidas, pero al final llegarle como lo he venido haciendo desde muchos años atrás.
Advertí que requería de un perfil y me decidí por el más difícil, la poesía, entendí que necesitaba de un aliento para iniciarme, y es ahí donde la mujer comenzó a ocupar un importante espacio en mi vida, y para mi propia perplejidad fueron sus ojos la luz donde por primera vez logré crear un poema:

OJOS TRISTES
Parece que todo terminó, y tú lo sabías,
y sabías que no me podía quedar en tu
vida, tus ojos tristes mirarán hacia otro
lado, no puedo verte llorar…

Luego otro espacio surgiría en mi vida, pero tendría que empezar por desandar el camino, regresé después de 30 o más años al suelo donde nací, al pueblo de mis mayores, al villorrio de mis traviesas cuitas de niño y joven:

TUS PERMISIVAS CALLES
En la penumbra de tus permisivas calles
con una borrachera a cuestas como
un perro que alza la pata me orine en
en la soledad de tus fríos postes…

Nosotros los poetas somos la palabra, simplemente me eché a escribir y punto…