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viernes, 24 de enero de 2020

EL ÚLTIMO POEMA A MI PUEBLO NO SE HA ESCRITO



EL ÚLTIMO POEMA A MI PUEBLO NO SE HA ESCRITO

Existe un poema inhabitado no escrito aún o
extraviado en la memoria colectiva de mi pueblo,
es como un grito mudo a punto de salir despavorido…
Estoy solo, ubicado en algún lejano lugar de la
historia, yo mismo hablando monólogos, con ojos
taciturnos y ojeras nostálgicas de muchas horas de
estar en vela.

Muchas veces he querido yo mismo contarme mis propias historias, sentarme aquí donde acostumbro solo frente a una tasa de café, comenzar por imaginarme y empezar a retrotraer el tiempo y anticiparme a mi más leve reacción de felicidad o de asombro cuando pude haber evitado o concluido tal o cual acción. Hablarme de la hermosa mujer que ayer llamó mi atención, de el señor de la tienda en la esquina de mi casa que quiso contarme algo creo sin importancia, y al final se quedó callado.
Hablarme de las tantas veces que me habría gustado haber vivido por cinco minutos el pasado y la verdadera historia de mis ancestros, en consecuencia, de las personas que habitaron esa maravillosa época donde se vivía sin afanes y a plenitud la vida misma.
Qué hermoso hubiera sido haberme podido sentar en la adoquinada y vieja placita a conversar con los paisanos de la época y conocer de primera mano sus historias y luego transcribirlas para que jamás se pudieran olvidar, ajustarlas a mi tiempo de adolescente y después a la edad de este viejo condenado al inexorable paso del tiempo y luego resguardarlas para que allí quede escrita la razón y la verdad de la memoria histórica de este pueblo.
Siempre que me afana la idea de escribir sobre Belalcázar, que es a diario, siento un poco de miedo por lo que espero escribir y no por lo que deseo escribir; y la verdad es que termino con la sensación de haber rescatado algo de la historia; cada que me animo hago una llamada a un viejo amigo, salgo despavorido a la calle para contactar a alguien y me saque de una duda y por último cuando no hay salida, acudo a la imaginación que es mi íntima amiga y cómplice de estas aventuras.

 Admitir, sin dimitir.
Vuelvo a mirar hacia atrás
sin perderme porque ya he
encontrado el camino de
la historia…
Donde los demás no encuentran
yo hallo el sendero de la vivencia,
comprendo la razón porque la
historia me hace señas…

Eduardo Galeano


BELALCÁZAR


BELALCÁZAR

Una larga noche...,
un lápiz silencioso y un papel en blanco
serán los testigos de tu embrujo.
Un quedo momento, apenas roto por
el susurro de un tórrido viento que sube
caracoleando desde el valle por entre las
hojas verde profundo y las pepas rojas
del bello cafetal ya moteado .
Mi bello alcázar, mi pequeño pueblo,
me extasío contemplando los miles de
colores que me rodean y más allá el lejano 
horizonte donde se fusiona cielo con la tierra.
Aspiro tus aires, aromas de cielo nube y hierba,
cierro los ojos, quiero tenerte y fundir mi alma
con tu tierra.

EL REGRESO QUE NO PUDO SER.



EL REGRESO QUE NO PUDO SER...

Podría perderme en los límites del pasado, en tus memorias existentes e inexistentes, podría perderme en los capítulos inéditos de tu historia, tal vez, dentro de otras historias o en tus memorables personajes que marcaron ciclos y momentos coyunturales, perderme en la oscuridad de las vivencias retorcidas, narradas y vueltas a narrar oyendo un cuentero en cualquier esquina, algo parecido a cuando intento retrotraer lo corto de mi vida pasada para reconstruir tu historia pero llego al final sin haber siquiera comenzado; ese inicio son los instantes en que mi memoria parece un cuenco redondo y sin salida donde oigo las antiguas resonancias de aquellos días, de mis tiempos de siempre. Entonces, salgo a deshoras y la soledad me sorprende divagando; pienso que sobre estos pasos que deambulo, alguien pisó las mismas huellas hace cien años, imagino las anchurosas soledades de aquellos tiempos, la fría oscuridad y el claroscuro de la luna brillando en las pulidas piedras de la calle. Avanzo con la noche y me convierto en el lamento del último habitante, me abrazo con mi ruana, oigo el lejano cri-cri de un grillo, mi intento fue fallido, atrás, quedan los días y un regreso que entonces era el mío, atrás, oigo la mustia risa de mucha gente, atrás, queda el ayer, atrás, queda el pasado inexpugnable, atrás, queda aquel grillo, que de tanto cantar se estalla.
Mi querido y amado Belalcázar de recuerdos no alcanzados, como el cuenco de mi memoria redondo, cóncavo y sin salida, donde oigo mis antiguas resonancias, abismo de la vivencia donde no pude encontrar mis ancestrales soledades.