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martes, 21 de noviembre de 2017

¿"POR QUIÉN DOBLAS LAS CAMPANAS"?


¿"POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS"...?

¿Quién no echa una mirada al sol cuando suena una campana anunciando el atardecer en el bello horizonte de mi pueblo? 
¿Quién no presta atención a una campana cuando por algún hecho tañe?
¿Quién puede desoír esa campana con su tilín-tilán cuya música celestial lo traslada fuera de este mundo?
En otrora, doblaban las campanas llamando a misa en la vieja torre de mi iglesia, en las mañanas con su sonoro tañir y de los ápices, salían revoleteando las palomas y los pájaros cantaban anunciando el amanecer de un nuevo día.
Las campanas de mi pueblo ya no doblan, ni tañen, no son sonoras, no tienen el hermoso tilín-tilán de aquellas tiempos, ni siquiera existen porque no están, como no está la antigua y vieja hermosa iglesia nuestra.
Y no está porque se la robaron como la custodia de la iglesia de Badillo, la hermosa leyenda Vallenata de Rafael Escalona hecha canción y que se asemeja mucho a ésta crónica, culparon del hurto a un Cura honrado según las lenguas; y no existe la antigua iglesia porque desapareció de la noche a la mañana junto con los hermosos óleos, los lienzos, los vitrales, se robaron todo y el pueblo no dijo nada, por el contrario hicieron fiestas con amanecidas en licor a cuestas para tumbarla, para darle gusto al Cura de turno que luego murió de pena moral olvidado en pueblo extraño.
No fuimos capaces de defender nuestro patrimonio, nunca nos hemos opuesto al arrebato de personas extrañas y propias que han destruido la esencia primaria, la antigua tradición Antioqueña, la heredad de nuestros fundadores y padres; hoy, sólo quedan remedos insustanciales de lo que fueron nuestras bellas casas coloniales con sus jardines colgando de sus balcones, han faltado normas administrativas que prohíban la destrucción de nuestra heredad. 
Hoy, ya no me deleito oyendo el hermoso y sonoro tañir de mis campanas al amanecer y el delicado tilín-tilan al final del día. Hoy, una simple cinta magnética grabada o el golpe de un desafinado diapasón amplificado por un burdo parlante que suena como el quejido de las almas en el infierno.
Hoy tenemos que preguntarnos como en la novela de Ernest Hemingway "¿Por quién doblan las campanas"...?