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lunes, 24 de julio de 2017

BESOS USADOS




IDILIO DE AMOR


Fuimos entrando despacito sin darnos cuenta..., era junio, un bello mes para comenzar un idilio de amor, nos dejamos entrar sin condiciones, te soy sincero, ya habías entrado a empujones sin yo saberlo y te arrinconaste en mi corazón maltratado y dolido; pero no fue sino hasta noviembre que supe cuánto te amaba, y seguí de largo desperdiciando un bello momento, no sé cuantos besos se perdieron, muchos, cantidades quizás. Pero llegó el día y sin proponerlo, sin intentarlo, sin ser siquiera conscientes de lo que hacíamos, estábamos perdidamente abrazados y besándonos con desenfrenada locura.
Tenía otro lar, otro nido que no era el mío, un extraño espacio lleno de ausencia, de silencio y soledad, esa noche antes de irme, te miraba mientras me hablabas y tus palabras flotaban en el aire, no era capaz de escucharlas; no estabas consciente que no me importaban tus palabras, miraba tus labios, tus expresivos ojos cafés mientras yo moría lentamente en esta despedida, pensé en un momento que me abrazarías con tanta fuerza que no me dejarías ir. Cuando encaminaba mis pasos por el estrecho pasillo del rellano sentía como por delante de mí se iban escapando esos besos que no nos dimos, sentí la imperiosa necesidad de dar media vuelta abrir la puerta de tu estancia abrazarte nuevamente y arrancarte los labios, no lo hice, fui un cobarde como siempre lo he sido contigo, seguí mi camino hasta perderme en la oscuridad de la calle.


BESOS USADOS

¡A veces me pregunto...!
¿Dónde irán a parar esos besos que nos dimos...?
Los besos que anhelamos, los besos que no recibimos,
Los besos que no fueron, los besos a medias y sin amor,
los besos perdidos en la oscuridad de nuestra habitación,
extraviados en las nostalgias, en el dolor, esparcidos en el aire,
sin pasión y arrastrados por el desamor.
Estarán perdidos en el recuerdo, fundidos en la memoria o en un
rincón frío y profundo del olvido.
Y dónde quedaron aquellos besos puros, besos eternos, los besos
con que alguna vez no pudimos tocar el cielo por un segundo nada
más, porque eran besos que por prohibidos o imposibles, nunca pudieron
llegar a ser besos verdaderos.
Los besos que se piensan, que se desean con el alma, que se funden en el 
corazón cada vez que uno cierra los ojos.
Los besos nacidos en lo profundo de nuestro ser y que se anclan en el tiempo,
los besos fríos que se pierden para siempre, los besos partidos de dolor y angustia,
los besos ignorados y desperdiciados.
El único beso que sabemos donde vive es el del adios..., que por inmortal se anida
en el alma para siempre.