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viernes, 24 de enero de 2020

EL REGRESO QUE NO PUDO SER.



EL REGRESO QUE NO PUDO SER...

Podría perderme en los límites del pasado, en tus memorias existentes e inexistentes, podría perderme en los capítulos inéditos de tu historia, tal vez, dentro de otras historias o en tus memorables personajes que marcaron ciclos y momentos coyunturales, perderme en la oscuridad de las vivencias retorcidas, narradas y vueltas a narrar oyendo un cuentero en cualquier esquina, algo parecido a cuando intento retrotraer lo corto de mi vida pasada para reconstruir tu historia pero llego al final sin haber siquiera comenzado; ese inicio son los instantes en que mi memoria parece un cuenco redondo y sin salida donde oigo las antiguas resonancias de aquellos días, de mis tiempos de siempre. Entonces, salgo a deshoras y la soledad me sorprende divagando; pienso que sobre estos pasos que deambulo, alguien pisó las mismas huellas hace cien años, imagino las anchurosas soledades de aquellos tiempos, la fría oscuridad y el claroscuro de la luna brillando en las pulidas piedras de la calle. Avanzo con la noche y me convierto en el lamento del último habitante, me abrazo con mi ruana, oigo el lejano cri-cri de un grillo, mi intento fue fallido, atrás, quedan los días y un regreso que entonces era el mío, atrás, oigo la mustia risa de mucha gente, atrás, queda el ayer, atrás, queda el pasado inexpugnable, atrás, queda aquel grillo, que de tanto cantar se estalla.
Mi querido y amado Belalcázar de recuerdos no alcanzados, como el cuenco de mi memoria redondo, cóncavo y sin salida, donde oigo mis antiguas resonancias, abismo de la vivencia donde no pude encontrar mis ancestrales soledades.












 

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