EL
REGRESO QUE NO PUDO SER...
Podría
perderme en los límites del pasado, en tus memorias existentes e inexistentes,
podría perderme en los capítulos inéditos de tu historia, tal vez, dentro de
otras historias o en tus memorables personajes que marcaron ciclos y momentos
coyunturales, perderme en la oscuridad de las vivencias retorcidas, narradas y
vueltas a narrar oyendo un cuentero en cualquier esquina, algo parecido a
cuando intento retrotraer lo corto de mi vida pasada para reconstruir tu
historia pero llego al final sin haber siquiera comenzado; ese inicio son los instantes
en que mi memoria parece un cuenco redondo y sin salida donde oigo las antiguas
resonancias de aquellos días, de mis tiempos de siempre. Entonces, salgo a
deshoras y la soledad me sorprende divagando; pienso que sobre estos pasos que
deambulo, alguien pisó las mismas huellas hace cien años, imagino las
anchurosas soledades de aquellos tiempos, la fría oscuridad y el claroscuro de
la luna brillando en las pulidas piedras de la calle. Avanzo con la noche y me
convierto en el lamento del último habitante, me abrazo con mi ruana, oigo el
lejano cri-cri de un grillo, mi intento fue fallido, atrás, quedan los días y
un regreso que entonces era el mío, atrás, oigo la mustia risa de mucha
gente, atrás, queda el ayer, atrás, queda el pasado inexpugnable, atrás, queda
aquel grillo, que de tanto cantar se estalla.
Mi
querido y amado Belalcázar de recuerdos no alcanzados, como el cuenco de mi memoria
redondo, cóncavo y sin salida, donde oigo mis antiguas resonancias, abismo de
la vivencia donde no pude encontrar mis ancestrales soledades.
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