MIS SUCIOS SECRETOS
Hay personas como yo que tienen fantasmas propios y que los ven en las noches, esas irrealidades se van construyendo en los sueños, pero existe una causa exterior que hace que dormir se vuelva una pesadilla y es el acontecer diario, el discurrir del propio entorno, la realidad de la verdad, las imágenes, no sé, tengo la costumbre de imbuirme demasiado en lo que me concierne para poder tener el argumento para escribir; en las noches cuando trato de dormir el más leve pensamiento me despierta, una idea, una frase; es la manía de todos los que usamos un lápiz y un papel.
Mi desconsiderada memoria aprieta y afana y no me da tregua, los acontecimientos anteriores al día de hoy ya son recuerdos que pululan y se entremezclan con mis sucios secretos de hace muchos años atrás, ejemplo de ello eran los amores furtivos que fueron secretos bien guardados en los abisales de mis vivencias, aquellos que me dieron de beber de su esquizofrenia y que amamantaron las infidelidades.
Estos eran igual de desesperados que yo, porque un amor ilegítimo es eso, una fuerza descomunal y desbocada, como dice aquella hermosa canción de Caballo Viejo del canta-autor Simón Diaz "no lo para un pasarriendas", en eso se transforma la infidelidad, en momentos licensiosos e inmorales -dice la doble moral- pero absolutamente hermosos y necesariamente pasajeros; liberarse de ello es ganar y perder, ganar, porque es despegarse de algo tormentoso, libertino, además muy peligroso y, perder, porque no hay nada más bello y placentero que estos sucios secretos.
El problema era que cuando me liberaba de un sucio secreto aparecía otro más osado y peligroso, más comprometido y que me encadenaba, pero era siempre el mismo secreto con otra cara, con un rostro diferente y más tormentoso; así pase toda mi juventud lleno de sucios secretos, de hermosos y prohibidos secretos.
Más Casanovas y hermosas mujeres impúdicas seguirán emborrachando en los bares nocturnos sus sucios secretos, entregándose mutuamente entre olorosas y claroscuras estancias furtivas, mientras yo en este espacio de mi senectud seguiré recordando y añorando aquella loca e increíble juventud y escribiendo mis sucios secretos para que la mala memoria no me arrebate los recuerdos; quiero dormir bien y tener un dilatado despertar para releer más adelante mis aventuras de incorregible Casanova y no permitir que mis sucios secretos queden atrapados y perdidos en mi cuenta regresiva.
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